La Plaza de San Pedro, ubicada en el corazón de la Ciudad del Vaticano, es uno de los destinos turísticos más icónicos de Roma y un centro de la espiritualidad católica. Este majestuoso espacio, diseñado por el célebre arquitecto Gian Lorenzo Bernini en el siglo XVII, es un ejemplo sublime de la arquitectura barroca y un lugar de profundo significado histórico y religioso. La plaza ha sido, desde su creación, un punto de encuentro para peregrinos de todo el mundo, quienes vienen a rendir homenaje en la Basílica de San Pedro, la iglesia más importante del cristianismo.

Historia de la Plaza de San Pedro

La historia de la Plaza de San Pedro está intrínsecamente ligada a la historia de la Iglesia Católica y al desarrollo de la Ciudad del Vaticano como epicentro de la fe católica. En el siglo IV, el emperador Constantino construyó la primera Basílica de San Pedro sobre la tumba del apóstol Pedro, en el lugar que hoy ocupa la plaza. Con el tiempo, la necesidad de un espacio más amplio para albergar a los crecientes números de fieles llevó a la creación de la actual Basílica de San Pedro en el siglo XVI, diseñada por algunos de los más grandes arquitectos del Renacimiento, incluyendo a Bramante, Rafael y Miguel Ángel. Sin embargo, la plaza frente a la basílica no alcanzó su forma definitiva hasta el siglo XVII, cuando el Papa Alejandro VII encargó a Gian Lorenzo Bernini la tarea de diseñar un espacio que pudiera acoger a las multitudes que acudían a ver al Papa. Entre 1656 y 1667, Bernini creó la Plaza de San Pedro tal como la conocemos hoy: un espacio monumental que combina ingeniosamente la funcionalidad con la grandiosidad estética.

Arquitectura de la Plaza de San Pedro

La Plaza de San Pedro es una obra maestra del barroco, un estilo arquitectónico que se caracteriza por su dinamismo, teatralidad y ornamentación. La plaza tiene una forma elíptica, que simboliza los brazos abiertos de la Iglesia Católica, listos para acoger a todos los fieles. Esta disposición crea una sensación de inclusión y abrazo, haciendo que los visitantes se sientan bienvenidos y protegidos.

La Columnata de Bernini

Uno de los elementos más destacados de la plaza es la monumental columnata que la rodea. Esta estructura, diseñada por Bernini, consiste en 284 columnas dóricas y 88 pilares distribuidos en cuatro filas que forman dos grandes semicirculos que abrazan el espacio central de la plaza. Las columnas, hechas de travertino, son un testimonio de la habilidad técnica y artística de Bernini y su equipo. La disposición de las columnas crea un efecto visual sorprendente: desde ciertos puntos de la plaza, las filas de columnas parecen alinearse perfectamente, dando la impresión de que solo hay una fila. En la parte superior de la columnata, se sitúan 140 estatuas de santos, cada una de aproximadamente 3.2 metros de altura. Estas estatuas fueron esculpidas por los discípulos de Bernini bajo su dirección y representan a diversos santos, mártires y figuras importantes de la Iglesia Católica. Estas estatuas no solo adornan la plaza, sino que también refuerzan el simbolismo de la Iglesia como la asamblea de todos los santos.

El Obelisco Central y las Fuentes

En el centro de la plaza se alza un obelisco egipcio de 25.5 metros de altura, que data del siglo XIII a.C. Este obelisco, que no tiene inscripciones jeroglíficas, fue traído a Roma por el emperador Calígula en el siglo I y originalmente se erigió en el circo de Nerón, donde según la tradición, fue martirizado San Pedro. En 1586, el Papa Sixto V ordenó trasladar el obelisco a su ubicación actual en la plaza, un esfuerzo monumental que simboliza la victoria del cristianismo sobre el paganismo. Flanqueando el obelisco hay dos grandes fuentes que completan la simetría de la plaza. La fuente del lado norte fue diseñada por Carlo Maderno en 1613, mientras que la del lado sur fue añadida por Bernini en 1675 para equilibrar visualmente el espacio. Estas fuentes no solo aportan un toque estético, sino que también ofrecen un sonido suave y relajante que añade serenidad al ambiente.

La Experiencia de la Plaza de San Pedro

La Plaza de San Pedro no es solo un lugar de gran importancia religiosa, sino también un hito cultural y arquitectónico que refleja la rica historia de Roma y del Vaticano. Cada elemento de la plaza, desde la disposición de las columnas hasta la ubicación del obelisco, está cuidadosamente diseñado para crear una experiencia única para los visitantes. A medida que uno se aproxima a la plaza desde la Vía della Conciliazione, la visión de la Basílica de San Pedro y su cúpula, enmarcada por la columnata de Bernini, es absolutamente impresionante. Durante siglos, la Plaza de San Pedro ha sido el escenario de importantes eventos religiosos, como la proclamación de nuevos papas, ceremonias litúrgicas y audiencias papales. Hoy en día, sigue siendo un lugar central en la vida de la Iglesia Católica, atrayendo a millones de peregrinos y turistas cada año.

CÓMO VISITAR la Plaza de San Pedro

Para los visitantes de Roma, la Plaza de San Pedro es una parada obligatoria. Ya sea para participar en una ceremonia papal, explorar la historia del Vaticano, o simplemente admirar la arquitectura barroca, la plaza ofrece una experiencia inolvidable. Al estar en el corazón de la Ciudad del Vaticano, también es un punto de partida ideal para visitar otros lugares emblemáticos como la Basílica de San Pedro, los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina. En resumen, la Plaza de San Pedro es mucho más que un espacio arquitectónico; es un lugar donde la historia, la fe y la belleza se entrelazan, creando un destino turístico de primer orden que no deja indiferente a nadie. Su diseño y significado la convierten en un símbolo perdurable del poder y la universalidad de la Iglesia Católica, así como en una joya del patrimonio cultural y arquitectónico mundial.
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